soy vasco de origen, madrileño de tránsito, Alicantino de adopción, como buen lehendakari, en algún sitio hay que retirarse, y vivir plácidamente a la sombra de un buen árbol, ya sabes, a quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija,

y no puedo sino acordarme de un paseo por la vega seca del Turia, en Valencia, acompañando a Ferrán Caudet, líder de Economía Humana, qué bonito paseo, que me lleva a la vera de un ombú, un árbol mágico que es el inicio de su andadura,

un recuerdo que me acerca a mis orígenes, Bermeo, yo en el fondo fondo soy bermeano, como mis dos padres, aita y ama, esos son mis orígenes, aunque vengo a nacer en Bilbao, por elección bermeana, porque los bermeanos nacemos donde queremos,

y me cuestiono si mi árbol es un ombú, bonito nombre de 4 letras, o un roble, como el árbol de Gernika, símbolo de los vascos, en las juntas de Bizkaia, inmortalizado por Picasso en esta obra llena de grises, horrores de guerra,

sí, si yo me juntase con mis amigas les invitaría a un txoko, bajo las ramas de un roble, precioso árbol de 5 letras, como el ser humano, cinco que esconde el 3, 3 que esconde el uno,

y en eso ando, en el proceso de invitar a un grupo precioso de personas a hacerse presentes a la sombra de un roble, 5, para entender mejor el árbol, como buenas jardineras, para desarrollar entornos de confianza,

cuidando tmbn del tronco, y de las raíces que lo fundamentan, porque ¿qué es el árbol sin raíces y tronco, sea ombú o roble, roble u ombú?