El conocido y siempre apreciado piloto y escritor Antoine de Saint-Exupéry, autor de «El Principito», en un texto póstumo, escrito en 1943, Carta al General «X», antes de que su avión se precipitara en el Mediterráneo, afirma con gran énfasis: «No hay más que un problema, uno solo: redescubrir que existe una vida del espíritu aún más elevada que la vida de la inteligencia, la única que puede satisfacer al ser humano» (Macondo Libri 2015, p. 31).
En otro texto, escrito en 1936, cuando era corresponsal del «Paris Soir» durante la guerra de España, toma como título «Es necesario dar un sentido a la vida». Aquí retoma el tema de la vida del espíritu. Afirma: «El ser humano sólo se realiza junto a otros seres humanos, en el amor y la amistad; sin embargo, los seres humanos no sólo se unen acercándose unos a otros, sino fundiéndose en la misma divinidad. En un mundo hecho desierto, tenemos sed de encontrar compañeros con los que compartir nuestro pan» (Macondo Libri p.20). Al final de la «Carta del General «X» concluye: «Cuánta necesidad tenemos de un Dios» (op.cit. p.36).
En efecto, sólo la vida del espíritu da plenitud al ser humano. Representa un bello sinónimo de espiritualidad, a menudo identificada o confundida con la religiosidad. La vida del espíritu es un dato original de nuestra dimensión profunda, un dato antropológico como la inteligencia y la voluntad, la libido, algo que pertenece a nuestra esencia. Está en la base del nacimiento de todas las religiones y caminos espirituales.
Sabemos cuidar la vida del cuerpo. Hoy existe una verdadera cultura con tantos gimnasios. Psicoanalistas de diversas tendencias nos ayudan a cuidar la vida de la psique, nuestros ángeles y demonios interiores, para que podamos llevar una vida con relativo equilibrio, sin neurosis ni depresiones.
Pero en nuestra cultura nos hemos olvidado prácticamente de cultivar la vida del espíritu. Las religiones que, por su naturaleza, deberían cumplir esta misión, en su mayoría predican sus doctrinas, dogmas y ritos, ya endurecidos, en lugar de ofrecer una iniciación a la vida del espíritu. Esta es nuestra dimensión radical, donde se cobijan los grandes interrogantes, donde se anidan los sueños más audaces y desde donde se elaboran las utopías más generosas.
La vida del espíritu se nutre de bienes intangibles como el amor, la amistad, la convivencia amistosa con los demás, la compasión, el cuidado y la apertura al infinito. Sin la vida del espíritu andamos errantes, sin un sentido que nos guíe y que haga la vida deseable y agradecida.
Una ética de la Tierra, de reconocimiento de su dignidad, de respeto ante su compleja y rica diversidad, no puede sostenerse por sí sola mucho tiempo sin ese suplemento extra que es la vida del espíritu. La ética decae fácilmente en moralismo o en apelaciones espirituales, sin hablar al corazón de las personas.
La vida del espíritu, es decir, la espiritualidad, nos hace sentir parte de la Madre Tierra, a la que debemos amar y cuidar. Porque ésta es nuestra misión que el universo y Dios nos han confiado.
El hecho de que no estemos cumpliendo la misión que se nos encomendó en el momento de la creación del ser humano de «guardar y cuidar el Jardín del Edén» (Gn 2,15), es decir, la Madre Tierra, es la razón por la que hoy hemos llegado al límite extremo de que, a causa de guerras nucleares y terminales, cambios drásticos en el régimen climático y otros factores que desequilibran el planeta, podríamos llegar al punto de grandes catástrofes ecológicas y sociales. No es imposible que lleguemos incluso a autodestruirnos, frustrando el designio del Creador.
Confiamos y esperamos en la racionalidad mínima que nos queda, imbuida de inteligencia emocional y cordial que nos obligue a cambiar de rumbo e inaugurar una biocivilización en la que la amistad entre todos y los lazos del amor sean capaces de salvarnos. Al final, la vida del espíritu habrá cumplido su misión salvadora.
Leonardo Boff escribió junto a Jürgen Moltmann ¿Hay esperanza para una creación amenazada? Voces 2014.
Traducción realizada con la ayuda de Deepl Translate, a partir de esta entrada del blog de Leonardo Boff, A importância fundamental da vida do espírito
la interpretación del Espíritu es diversa, voy a contar la que yo conozco, desde la ética cristiana, mi educación, desde un curso de Milagros, una versión de la religión de mis padres que espero les llegue a mis hijas, qué potente sería entender la vida espiritual,
y llegar a la comprensión del Espíritu Santo, un espíritu que está en la base del perdón de Dios, no de los seres humanos, y que sirve para tejer el calorcito de la comunidad de cristianas original, una comunidad plana, horizontal, la Iglesia de Pablo,
tan diferente de la Iglesia de Pedro, el de las llaves del cielo, si no se entiende no es porque la imagen no resulte gráfica, de un lado el espíritu horizontal, las personas como iguales, de otro la jerarquía, o las personas investidas de poder por la institución,
si no se entiende qué le vamos a hacer, yo no sé explicarme mejor.
el rótulo del video, at some point you are going to need sbdy to stand by you, en última instancia siempre vas a necesitar a alguien a tu lado, es un llamado a construir esa comunidad de iguales diferentes, y a alimentar el amor en nuestras vidas,
ese amor que somos, sí, yo soy amor.
la vida en el espíritu, la vida en el amor, es una entrada que nos puede ayudar a explicar y entender un camino con corazón, el segundo gran reto de 3 retos 4 us, un reto que tiene como imagen GUÍA (o arquetípica) a la madre protectora y nutricia,
María en el Belén, o el Espíritu Santo en la Santísima Trinidad, 2 imágenes o arquetipos potentes, así en el mundo material como en el mundo espiritual.